miércoles, 2 de agosto de 2017

LA MAGIA DE LOS MANDALAS.


Mandala es una palabra que significa círculo o rueda, y en las grandes culturas de la antigüedad representaba lo eterno porque no tiene ni principio ni final. Los mandalas son una serie de formas geométricas concéntricas, organizadas en diversos niveles visuales. Las formas básicas más utilizadas son círculos, triángulos y cuadrados que concentran toda la energía positiva del Universo. Se dice que los mandalas son un centro de energía capaz de transformar cualquier entorno.
El mandala es un reflejo de nuestro interior. Por ello, debemos dejar que los colores y las formas expresen todo lo que llevamos dentro. La creación de un mandala es esa parte del Universo que ocupa nuestro ser. Al crear un mandala creamos nuestro propio espacio, dejando fluir las energías de forma libre y natural.
Podríamos decir que todo en nuestra vida posee las formas del círculo. El Sol, la Luna, los planetas, los árboles, las flores, el átomo, la célula… Todo lo que nos rodea tiene forma circular.
Beneficios de los mandalas
Los mandalas favorecen la concentración, la meditación, la activación de la energía positiva de lugares, ayudan a transmutar la energía negativa en positiva, aportan equilibrio emocional… En fin, son muchos los usos que se les otorga a estas mágicas y misteriosas representaciones.
Cómo crear un mandala
La principal regla a la hora de crear un mandala es relajar la mente y dejar fluir la imaginación, la creatividad, la energía… Y comenzar a dibujar aquello que sintamos, dejándonos llevar, actuando de forma libre e intuitiva, y sin juzgar ni analizar lo que estamos creando. Buscar un significado racional puede truncar la esencia del mandala.
Significado de los colores
El color de los mandalas está relacionado con el estado de ánimo de quien los pinta:
Negro: relacionado con la tristeza, la muerte, la ignorancia y el misterio.
Blanco: relacionado con la pureza y la perfección.
Verde: relacionado con la naturaleza, el equilibrio, la esperanza, el crecimiento, la felicidad y la libertad.
Azul: relacionado con la paz, la alegría y la serenidad.
Gris: relacionado con calma, la espera y la sabiduría.
Rojo: relacionado con la energía, el amor, la pasión y la sensualidad.
Naranja: relacionado con la energía, el dinamismo, el valor y la ambición.
Amarillo: relacionado con la simpatía, la luz y la receptibilidad.
Rosa: relacionado con la ternura, el altruismo, la paciencia.
Morado: relacionado con el amor a los demás, el idealismo y la sabiduría.
Violeta: relacionado con la espiritualidad y la inspiración.
Plateado: relacionado con las capacidades extrasensoriales, el bienestar.
Dorado: Relacionado con la vitalidad, la sabiduría y la lucidez.
A la hora de elegir los colores, debemos hacerlo de forma intuitiva, sin importar si combinan entre sí o no (los colores reflejan nuestro estado de ánimo, y si no combinan al principio ya lo harán al final, cuando la meditación haga su efecto).
Los mandalas nos ayudan a ordenar nuestra mente y, por lo tanto, también nuestra vida. Expresemos todo lo que sintamos a través de los mandalas y dejemos que la magia que envuelve a estas representaciones nos cargue de energía y se cumplan todos nuestros sueños.



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