Espiritismo, ciencia y la misteriosa madame Blavatsky

Madame Helena Blavatsky fue la ocultista más famosa y notoria del siglo XIX. También fue la madrina del movimiento de la Nueva Era.

Helena Blavatsky fue la mística, ocultista y médium más famosa y notoria de finales del siglo XIX. En una era llena de espiritismo y ocultismo, Madame Blavatsky, como se la conocía habitualmente, fue cofundadora de la Sociedad Teosófica que aún existía en 1875, con el objetivo de una "síntesis de la ciencia, la religión y la filosofía".

Blavatsky nació en una familia aristocrática en Rusia en 1831. Llegó a los EE. UU. en 1873 después de muchos viajes. Como escribe Mark Bevir, " algunas personas dicen que visitó Maestros espirituales en el Tíbet , mientras que otras dijeron que tuvo un hijo ilegítimo, trabajó en un circo y se ganó la vida como médium en París". Parece que ella estuvo viajando por todo el Medio Oriente y Egipto. Durante mucho tiempo fue una fuente de inspiración para el ocultismo europeo que se remonta al menos a la tradición hermética del Renacimiento.

En 1874 terminó en Chittendon, Vermont, en lo más profundo de lo que Bevir llama la "epidemia de rap" de la época. Se decía que estos eventos sensacionales eran espíritus que hacían sonidos de rap en mesas y paredes, supuestamente tratando de comunicarse con los vivos. "A su llegada, los espíritus se volvieron más espectaculares que nunca". Un periodista escribió sobre ella para su periódico, y Madame Blavatsky pronto se convirtió en toda una celebridad en el movimiento espiritualista.

Si bien algunos han descrito a Blavatsky como una charlatana que simuló un fenómeno paranormal, Bevir se concentra en dos de sus contribuciones verificables a la religión occidental: otorgar al ocultismo una orientación hacia el este y ayudar a los europeos y estadounidenses a orientarse hacia las religiones y filosofías orientales. Argumenta que, de hecho, ella contribuyó a alentar a "Occidente a volverse hacia la India para la iluminación espiritual". Blavatsky fundó la Sociedad Teosófica y publicó artículos sobre su filosofía; pensó que sus "contemporáneos necesitaban una religión que pudiera enfrentar el desafío del pensamiento moderno, y pensó que el ocultismo proporcionaba tal religión".

Después de todo, el auge del espiritismo y el ocultismo estaban íntimamente ligados a una crisis contemporánea en el cristianismo. Un aspecto de esta crisis fue la antipatía cristiana liberal hacia la idea de la condenación eterna, que se considera incompatible con la noción de un Dios amoroso. El otro aspecto era la ciencia: la geología había demostrado que la datación del mundo era mucho más antigua que las enseñanzas de la Biblia y que el darwinismo había alzado siglos de dogmas. La gente estaba buscando maneras de creer en ese contexto. Las emociones del Espiritismo ofrecieron una nueva forma de conectarse con lo espiritual, fuera de las viejas ortodoxias.