Uno de
nuestros mayores miedos que más deseamos es evitar el sufrimiento. Sufrir nos
empuja a dejar de ser nosotras mismas, bloquearnos interiormente y pasarlo mal
en innumerables ocasiones sin necesidad alguna. Un estado emocional que puede
manifestarse de diferentes formas. Si bien es cierto que en la mayoría de ellas
es el resultado sano y lógico de una experiencia para nosotras traumática o
poco positiva donde el duelo y esa angustia es necesaria aunque no deseable.
Un factor
importante dentro del sufrimiento es también el entender que nuestra época,
esta etapa estresante en exceso de nuestras vidas, a generado una nueva forma
de sufrir. Una sensación a la que no podemos determinar exactamente su origen o
momento vital en nuestras vidas. Esta última es la que más sentimos y la que
hoy te va a invitar a poner el remedio con 3 consejos.
1- Acepta tus emociones negativas,
tenemos tendencia a creer que en cuanto hacemos nuestras emociones como la ira,
miedo, angustia o envidia pensamos que somos malas personas por no ser capaces
de dejarlas a un lado, sintiéndonos por ello incluso peor. No olvides que como
cualquier emoción son sanas y necesarias de experimentar en ciertos momentos de
nuestra evolución interior.
Traen consigo un aprendizaje positivo inmenso y tan solo pretenden ser
una herramienta para enseñarte a cubrir una carencia que por los motivos que
sean dejaste sin cuidado. Estados emocionales que sentimos todos los seres
humanos y que el ser conscientes de su sanación nos proporciona saber
afrontarlos de mejor manera.
2- Aclara y despeja tu mente, la única
cosa que nos hace sufrir es cuando creemos en algo que está en conflicto con la
realidad, y es que el estrés y ansiedad de nuestra jornada nos impide tomar
consciencia de nuestro interior, de respirar. Te invito a que le pongas
solución tan cotidiana y que afecta a tantas mujeres. Simplemente a adquiriendo
el hábito poco a poco de sentarte a reflexionar, despejar tu mente y darte
cuenta del origen de la mayoría de tus miedos o el cómo responder tus necesidades
personales. También puedes practicar para ello ejercicios de meditación que te
permitan conectar contigo misma y aprender a respirar con consciencia, así como
yoga, pilates o simplemente actividades que conlleven el empleo de esa energía
sobrante que puede acabar en estrés o ansiedad.
3- Acepta responsabilidades y no te
culpes. Podemos aceptar responsabilidades y comprometernos, tanto con nosotras
mismas como con nuestro entorno. De hecho es saludable y necesario para sentir
que vamos por nuestro camino marcado. Pero es importante recordar dejar la
culpa a un lado si dichos compromisos no logramos cumplirlos por situaciones
concretas.
La culpa es una emoción que si no sabemos entenderla y gestionarla puede
ser tóxica y poco saludable. Además cuando esto sucede, en la mayoría de los
casos sólo consigue nos lleva a sentir mal y sufrir sin acompañarnos a
encontrar la solución. Valora el ser responsable en el momento oportuno antes
que sentirte que no lo has hecho bien o culpable.
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