viernes, 9 de agosto de 2019
El misterio del hamsa
El simbolismo es una herramienta muy poderosa. Nuestra mente lee el símbolo 100 veces más rápido que el texto. Es muy rápido el simbolismo, incluso que la comunicación hablada. El icono se marca literalmente, a fuego, en nuestro cerebro. Nuestra mente solo entiende el símbolo dentro de las formas. Esas formas que conscientemente comprendemos también parece ser que subconscientemente nos entregan alguna forma de poder que puede ser utilizado en dos direcciones.
Es fácil escuchar a algunas personas que dicen, aquel grupo utiliza tal simbología y otro grupo utiliza la misma. Grupos que inicialmente parecen diametralmente distintos en sus intenciones utilizan la misma simbología. Los mismos símbolos. Lo único que cada uno canaliza la energía de esas formas en una o en otra dirección.
Algunos símbolos pueden ser girados y su función o su energía cambia. Se transmuta con el giro. Otros símbolos, por mucho que los giremos, siempre mantienen su poder o esencia.
El símbolo de hoy tiene referencias ya en la Angua Babilonia. De hecho dicen que aparece en la Puerta de Ishtar. Nos referimos a la popularmente conocida como Mano de Fátima o Hamsa que sería su nombre más correcto. Representa a una mano frontal con un símbolo solar u ojo en el centro de la palma. Es un símbolo simétrico que representa una mano ejecutando un acto de parada.
Han pasado por este símbolo todo tipo de culturas: el Islam la llama la mano de Fátima, para el cristianismo es la mano de María, la mano de Miriam (hermana de Moisés) según la cultura hebraica, También se le denomina mano de Venus como la llamaban por parte de los griegos.
El judaísmo adoptó este símbolo hace muchísimo tiempo, principalmente por las comunidades sefardí y asquenazí. La primera fue una comunidad muy asentada en la zona de Aragón. Otros la denominaban la mano de la diosa.
Lo cierto es que el hamsa deriva de la letra hebrea shin. La shin o šin (ש pronunciada [/ʃ/ o /s/]) es una letra parecida a la w con derivaciones en las culturas siria, arábiga, griega, aramea, hebrea e incluso fenicia. Su valor numérico es el 3. En el alfabeto hebreo está situada en el puesto nº21. Esta letra aparece ya en las primeras culturas semíticas, en la zona del Sinaí.
Existe una relación entre el símbolo de la letra shin y su ancestral origen. Actualmente equivaldría al símbolo 3, la letra griega sigma que han volteado este símbolo.
El hamsa se conoce como la protección frente al mal de ojo. Cuando alguien te desea el mal, hamsa, detiene e impide que ese mal siga actuando. Actúa como una mano que detiene o anula las fuerzas malignas. La fuerza que el hamsa entrega es muy peculiar.
La primavera árabe afectó a Egipto, Libia, Túnez... Ese recorrido se paró en Argelia. Allí no hubo alzamientos. Sin embargo, el sello o escudo de Argelia tiene un hamsa. El hamsa fue mutado en la cultura europea y se llamó la flor de lis. Fue adoptado por la nobleza y la monarquía europea. Consiguió que sus reinados fueran exitosos. De hecho muchas de ellas siguen en pie. ¿Es un símbolo de nuestro subconsciente para defendernos de las maldiciones?
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Un articulo muy interesante
ResponderEliminarA mi y a mis amigas nos ha encantado
ResponderEliminarla verdad es que el artículo es muy bueno
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