¿Qué hay de verdad, qué hay de mentira en la Leyenda del
Barranco de Badajoz? ¿Han sucedido, realmente, los hechos que se dicen que
pasaron?
Sigue leyendo, descubre esas leyendas y decide qué es
auténtico y qué simple fantasía.
El Barranco de Badajoz se encuentra ubicado en la isla
de Tenerife, más exactamente en el municipio de Güímar.
El término municipal de Güímar es muy conocido también
porque en él están los Majanos de Chacona o Pirámides de Güímar -de las
cuales hablaremos en un próximo artículo- y, además, por el número de fenómenos
extraños y avistamientos de OVNIS de que se han tenido noticia.
En cuanto a la denominación de “Badajoz” del barranco, se
debe al nombre de Juan de Badajoz, que acompañó al conquistador
Alfonso Fernández de Lugo, al que los Reyes Católicos encomendaron la
conquista de la isla de Tenerife para la corona de Castilla en el año 1496.
Tras dicha conquista, las tierras fueron repartidas entre
los diferentes colaboradores del citado Alfonso Fernández de Lugo, siendo Juan
de Badajoz el que recibió, en 1497, las correspondientes al Barranco que, a
partir de entonces, se conocería como “Barranco de Badajoz”, a
pesar de que, para los habitantes del lugar seguiría y sigue siendo conocido
por su primitivo nombre guanche: Barranco de Chamoco.
Como decíamos al principio de este artículo, existen muchos
misterios y muchas leyendas referentes tanto al municipio de Güímar en general,
en el que se encuentra enclavado el Barranco de Badajoz, como al
Barranco en particular.
Hoy os vamos a contar algunas de ellas, quizá de las más
conocidas, centrándonos en las que atañen directamente al Barranco de
Badajoz. Ya habrá tiempo para referiros, más adelante, a las que hacen alusión
a Güímar.
Esta historia es, posiblemente, de las más conocidas y que
más ha trascendido de las muchas que se cuentan sobre el Barranco de Badajoz.
El relato dice que, a principios del siglo XX, allá por el
1900 y poco, una niña fue enviada por sus padres a buscar fruta a la zona
del Barranco de Badajoz. Pasado un tiempo y en vista de que la niña no
regresaba, los padres comenzaron a inquietarse por su tardanza y transcurrido
más tiempo todavía y viendo que seguía sin volver, empezaron a buscarla.
En su búsqueda por toda la zona los padres fueron ayudados
por vecinos y familiares, pero nada dio resultado. La niña,
inexplicablemente, había desaparecido por lo que, finalmente, fue dada por
desaparecida oficialmente.
Los años fueron pasando hasta que, más de 20 años
después, la niña regresó a su hogar. Pero esto, aunque ya de por sí
represente un hecho realmente asombroso, no es lo más extraordinario. Lo más
sorprendente era que, aunque hubiesen pasado esa cantidad de años, la niña
continuaba teniendo el mismo aspecto que cuando desapareció, para ella
parecía que no hubiese pasado el tiempo.
Asimismo, lo que la niña contó a su regreso fue igualmente
inaudito, increíble e inexplicable.
Al parecer, cuando la niña llegó al Barranco de Badajoz en
busca de la fruta, le entró mucho sueño y se quedó dormida bajo un peral. Según
siguió contando la niña, mientras dormía sintió que la despertaban y, al abrir
los ojos, pudo ver junto a ella a una persona muy alta vestida completamente
de blanco.
Extrañamente a lo que marcaría el sentido común, la niña no
se asustó ante aquella presencia sino todo lo contrario y cuando aquel ser
la pidió que le acompañase ella no puso el más mínimo reparo.
En su relato, la niña contó que lo acompañó y entraron en el
interior de una cueva por la cual caminaron hasta un lugar en el que había unas
escaleras por las que bajaron hasta llegar a un inmenso lugar, semejante a un
jardín, donde pudo ver a más seres como el que le había despertado y
estaba acompañando.
Pasado un tiempo, que a la niña le pareció ser de tan solo
unas horas, aquel ser la llevó, de nuevo, a la entrada de la cueva y
dejándola allí, y tras despedirse de ella, volvió a internarse en la cueva. La
niña recogió las peras del peral al pie del cual se había quedado dormida y,
presurosa, tomó el camino de regreso a
su casa pensando que sus padres estarían preocupados por su tardanza.
No se figuraba la niña que esa tardanza que ella cifraba en
horas, realmente habían sido muchos años.
La siguiente historia del Barranco de Badajoz también se
remonta a muchos años atrás, concretamente al año 1912. Eso no quiere decir que
en la actualidad no se registren fenómenos extraños en el lugar. Pero, estas
historias en concreto, que quizá son de las más conocidas, sucedieron tiempo
atrás.
Según nos relata la historia, cuando unos trabajadores se
encontraban excavando en una de las galerías de agua del Barranco, una de las
paredes se desplomó de pronto dejando a la vista de los asombrados operarios
otra galería, pero esta de unas proporciones mucho mayores de las
habituales.
Pero la sorpresa de estos obreros no era solo por las
medidas de la nueva galería que el derrumbe había dejado al descubierto, sino
porque en ella había tres seres vestidos por completo con trajes de un
blanco deslumbrante que, al ver a los trabajadores, comenzaron a avanzar
hacia ellos.
Unos cuentan que al ver a estos tres seres acercándose hacia
ellos, los operarios huyeron. Pero otra versión de la historia dice que los
trabajadores no escaparon sino que, por el contrario, dejaron que estos tres
seres se acercasen a ellos (no se sabe si, por el miedo, se quedaron
paralizados y por eso no huyeron o si, por el contrario, realmente se quedaron
esperando a que se aproximasen por decisión propia), y estuvieron hablando.
Como se puede ver,
en esta otra historia vuelven a aparecer esos seres blancos de los que
nos hablaba la primera historia que hemos presentado, la de la Niña de las
Peras. Seres de blanco que en otras muchas narraciones posteriores han vuelto a
aparecer.
Y, para terminar,
os vamos a contar una tercera historia, esta mucho más cercana a nosotros en el
tiempo pues data de la década de los 90.
Según se cuenta y
hay testimonios, en este tiempo se pudieron constatar un gran número de
avistamientos de OVNIS y extraños fenómenos en la zona del Barranco de Badajoz.
Uno de estos
fenómenos fue atestiguado por muchos observadores del acontecimiento que
afirmaban que desde aquella zona y con la vista puesta en el mar, se podía
ver lo que parecía ser una isla, pero no una isla normal, sino que
semejaba ser por completo de cristal.
Se hicieron
comprobaciones para asegurarse de que no se trataba de ninguna de las otras
islas que conforman el archipiélago y que el efecto de parecer de cristal fuese
simplemente eso, un efecto visual. Y, el resultado de dichas comprobaciones fue
que no era ninguna de las otras islas.
Los que asistían a
este fenómeno podían ver, con mucha claridad, luces que despegaban de la
Isla de Cristal en una trayectoria vertical y que cuando habían ganado la
altura suficiente avanzaban a gran velocidad hacia el barranco hasta llegar a
colisionar contra una de las paredes de este, desapareciendo al momento.
No es que se
estrellasen, porque no quedaban restos de ellos. Era que desaparecían, como
si se desintegrasen.
Estos solo han sido
algunos ejemplos de los muchos que podríamos haber contado. Pero creemos que,
como ejemplo, son suficientes.
¿Verdad? ¿Mentira?
¿Invenciones? ¿Alucinaciones? Cada uno puede pensar o decidir lo que desee.
Pero las historias ahí están.
Esperamos que este
artículo os haya gustado.
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