lunes, 6 de junio de 2022

Lo que pocos saben sobre EL APLAUSO 👏 👏 👏

 


El aplauso es natural para todo ser humano pero pocos conocen su realidad oculta.

Nuestros gestos y movimientos y, en general, todo nuestro cuerpo, encierran secretos que la ciencia moderna está lejos de comprender o incluso de sospechar que existen. En particular, el simple movimiento de una mano puede repercutir de forma positiva o negativa en nuestro entorno y en nosotros mismos.

Las manos, además de tocar, sujetar y realizar otras tareas son instrumentos muy poderosos que pueden incidir en la realidad más allá de los físicamente inmediato. Usadas de forma consciente pueden traer grandes beneficios pero si se hace inconscientemente pueden traer problemas o incluso dañar a otros o a nosotros mismos.



Historia del aplauso

Uno de los movimientos más básicos, más intuitivos que realizamos con nuestras manos es el acto de aplaudir. No es un gesto aprendido sino que viene con nosotros. Cuando somos niños lo hacemos de manera muy básica y es en nuestro crecimiento que vamos aprendiendo sus variantes sociales. De hecho aunque no se sabe desde cuándo se usa el aplauso como forma de aprobación social ya en la Biblia se le menciona como una manera de aclamación.

También en la Antigua Atenas desde el siglo VI a.C. se consideraba el aplauso como un modo de aprobación general para un político y en tiempos de la Antigua Roma el aplauso se convirtió en una forma sofisticada y llena de variantes para aprobar el desempeño de los actores en el teatro y de los políticos en la vida pública.

Conectar con la frecuencia del resto

En la actualidad, aprendemos que el aplauso es una forma socialmente agradable de felicitar a otras personas tanto de manera personal y espontánea como en eventos públicos: por ejemplo cuando alguien se presenta en el teatro o hace un buen discurso.

Sin embargo, hay una realidad oculta que pocos conocen. El aplauso es como un mudra, un sello, un gesto que ayuda a dirigir la fuerza o energía vital, también conocida como prana que recorre todo lo existente. Recordemos que todo es vibración moviéndose a diferentes frecuencias. Nuestro cuerpo, nuestras palabras, nuestros pensamientos son vibración que se proyectan en diferentes frecuencias. Esto indica que somos emisores y también receptores ya que estamos expuestos a las frecuencias vibratorias de nuestro entorno que pueden resonar de forma armónica con nosotros pero también pueden crear un efecto disonante que produce malas consecuencias a nivel físico, mental y espiritual.

Cada vez que aplaudimos estamos dirigiendo la energía y sintonizando con la frecuencia emitida por las personas que motivaron nuestro aplauso.


 

Sintonización energética

Aplaudir es una herramienta de sintonización energética que puede ser positiva o puede que no. Cuando escuchamos un músico y la energía que emana nos agrada le aplaudimos para entrar en su frecuencia porque sabemos de manera inconsciente que es beneficioso para nosotros. ¿Qué pasa en el caso de un político?

En la Antigua Roma existían los aplaudidores, individuos que se dedicaban a aplaudir en los eventos públicos por encargo de alguien más, que podía ser un grupo de actores o un político. Esta costumbre revivió en el siglo XVIII en Francia principalmente porque cuando unas personas comienzan a aplaudir es muy frecuente que las demás imiten el gesto de forma inconsciente y aunque quizá alguien no pensaba aplaudir termina haciéndolo por pura imitación social pero con el problema de que al mismo tiempo está sintonizando con la frecuencia de aquella persona a la que en principio no apoyaba.

Esto significa que cuando alguien solicita o necesita un aplauso, básicamente les está pidiendo a los demás que acepten su frecuencia vibratoria y esto es grave cuando el que recibe el aplauso es un político o un alto ejecutivo de una empresa cuyas ideas no son beneficiosas o incluso son perjudiciales. Y no es que ellos sepan todo esto de forma consciente. Es el inconsciente el que sabe lo que está sucediendo. 

Noten en algunos discursos importantes como los del estado de la nación los políticos opositores no aplauden ni siquiera por cortesía.


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