martes, 16 de mayo de 2017

LA VERDAD SANADORA


La única forma de alcanzar la Verdad es a través del auto-conocimiento, porque eso hará de nuestra realidad algo verosímil y más fácil de sobrellevar para nosotros mismos y nuestro entorno.
Para conocer la Verdad lo primero que tenemos que saber es cómo es posible hacerlo, cuáles son nuestras herramientas. Por ello, se requiere tener un conocimiento interiorizado del “Yo” y comprender cuál es la constitución completa del ser humano.
Sin embargo, ¿cuál es la actividad que nos puede permitir tener una confianza total en esa Verdad que buscamos?, así, para explicar esto nos pareció acertado basarnos la ciencia espiritual o Antroposofía desarrollada por Rudolf Steiner, expuesta más detalladamente en su libro “Teosofía”.
Steiner nos enseña que esa actividad, que nos puede permitir conocer la Verdad, no puede ser otra que el Pensar, porque es lo más valioso que tenemos, sólo nos pertenece individualmente a cada uno y podemos reconocer como algo propio. Además, es el principio de toda actividad espiritual.
La libertad del pensar consciente
Steiner, además explica en su obra “Filosofía de la Libertad”, que hace referencia a la filosofía espiritual, que la mejor manera de que el ser humano alcance el conocimiento y por ende, la Verdad, es a través del “pensar consciente”, que constituye la base y el comienzo de cualquier trabajo de auto-conocimiento, y más en concreto la observación personal del propio pensar.
Por ello, si cada persona desde su “Yo” comprende que es un ser consciente espiritual, y que vive en un mundo ficticio temporal, intermediario entre el mundo espiritual y el físico-material, entonces las percepciones materiales que lo condicionan se pueden unificar con las espirituales, y convertirse en reales, si las comprendemos a través del pensar.
El auto-conocimiento
En el proceso del auto-conocimiento lo primero que es necesario hacer es darnos cuenta de lo que somos, cómo somos, dónde estamos ubicados, de dónde venimos, es decir, tomar conciencia de son nuestras características y circunstancias las que nos forman a través del Pensar. Sin embargo, no debemos olvidar que su eficacia y su valor estará siempre en función de a qué dediquemos nuestro pensar: si a cosas triviales e intrascendentes, con fines egoístas y ambiciosos o a objetivos altruistas que busquen colaborar con otros en mejorar la vida de todos, del estudio, la investigación espiritual, etc.
Cómo ponerlo en práctica
Cuándo queremos iniciarnos en este recorrido es muy fácil pensar que poniéndonos bajo la autoridad de alguna persona, institución, doctrina o maestro que consideremos superior estaremos recorriendo el camino hacia la Verdad, pero esa es en una cómoda posición en la que no avanzamos demasiado. Si podemos utilizarlo como una guía para el descubrir, pero no será de ninguna manera la revelación de la Verdad.
Lo que debemos hacer es trabajar con nuestra propia reflexión a través del pensar consciente. Si lo hacemos autónoma y responsablemente entonces será una actividad individual de nuestro Yo, que dará sus frutos sabiamente. Tenemos que empezar a comprender y percibir en nosotros mismos, observando nuestro propio proceso de pensamiento.

Además, no hace falta ser inteligentes, profesionales, haber estudiado mucho… cada uno puede hacer algo, por poco que sea, trabajando con el patrimonio espiritual que posea. Y, si simplemente cada uno hace un trabajo responsable de búsqueda interior por mínimo que sea, los resultados espirituales se multiplicarán en beneficio de todos y del Universo.

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