Un Guía Espiritual debe tener auténticas realizaciones
espirituales, pertenecer a un linaje puro y estimar el Budadharma con amor y
compasión impartir enseñanzas correctas a sus discípulos. Si encontramos un
Guía Espiritual con tales cualidades, hemos de considerarnos muy afortunados.
Debemos generar fe en él y confiar en él con sinceridad poniendo en práctica lo
que nos enseña.
Nuestra mente es como un campo, las enseñanzas de nuestro
Guía Espiritual son como las semillas que plantamos en este campo, y nuestra fe
en él es como el agua que hace germinar estas semillas. Si reunimos estas tres
condiciones, recogeremos pronto una abundante cosecha de realizaciones de
Dharma. Si de momento carecemos de estas condiciones, hemos de rezar para
conseguirlas en el futuro.
Después de encontrar a nuestro Guía Espiritual, la forma de
confiar en él es muy sencilla. Lo único que tenemos que hacer es generar fe en
él o en ella y poner en práctica sus instrucciones lo mejor posible. De este
modo, nuestras realizaciones de Dharma aumentarán con naturalidad y
alcanzaremos la iluminación con rapidez.
Hemos de considerar a nuestro Guía Espiritual como nuestra
madre, que nos cuida y nos estima, como nuestro padre, que nos proporciona todo
lo que necesitamos y nos protege de los peligros, como la luna que aplaca con
su frescor el calor de los engaños en nuestro continuo mental, como el sol que
disipa la oscuridad de la ignorancia en nuestra mente.
Encontrar a un Guía Espiritual totalmente cualificado tiene
mucho más significado que poseer riquezas externas. Nuestro Guía Espiritual es
nuestro verdadero benefactor. Nos ofrece la riqueza interna de la disciplina
moral, la concentración y la sabiduría, y finalmente nos conduce al gozo
supremo de la iluminación total.
Aunque disfrutemos de abundante riqueza material, si
carecemos de estas realizaciones internas, en realidad somos pobres. En cambio,
si al confiar en nuestro Guía Espiritual alcanzamos las realizaciones de las
etapas del camino hacia la iluminación en nuestro continuo mental, seremos
verdaderamente ricos aunque carezcamos de bienes materiales. Por lo tanto, no
debemos preocuparnos por la riqueza externa y cómo aumentarla si no esforzarnos
por confiar con sinceridad en un maestro totalmente cualificado.
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