Las larvas no pueden considerarse demonios, son entidades más fáciles de convocar y de manejar. La historia cuenta que las larvas son entidades muertas, maléficas que una vez, no hace mucho tiempo fueron humanos.
Las creencias medievales aseguraban que el espíritu, una vez muerto el cuerpo, intentaba salir lentamente del cuerpo humano muerto. De esta forma se iba evaporando poco a poco hasta llegar al cielo, es decir si una persona en su vida había sido muy mala, había vivido bajo el crimen, el odio, este espíritu se negaba rotundamente abandonar el cadáver, es decir es un espíritu que intentaba por todos los medios aferrarse al cuerpo muerto.
Las larvas son espíritus que intentan crearse órganos para vivir, buscan por la tierra, vagando desesperadamente, ansiando una vida, las larvas se suelen arrimar a las personas que se dejan llevar por los impulsos pasionales, con todo su esfuerzo por volver a tener todo aquello que una vez en vida tuvieron.
Las larvas se alimentan de los sentimientos oscuros, de odio, rencor, pudiendo incluso condenarse en apariciones que podrían ser peligrosas para el ser humano.
El mayor peligro con estas larvas es sin duda la posesión de los cuerpos y es que ellas se aferran a estos hombres y mujeres como un parásito, que se alimentara de los pensamientos oscuros.
Esto puede ser bastante peligroso, si un montón de lavas se apoderan de cuerpo humano podría llegar incluso a darse verdaderos casos de posesión.
Los cuerpos que más sufren de estas larvas son los videntes que hacen viajes astrales.
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