Toda mi
historia ocurrió en el año 1991. Por aquel entonces tenía 20 años para cumplir
21. Mi abuela, que vivía con nosotros, se rompió la cadera al caerse de una
silla, tenía 91 años, por lo que los médicos dijeron que no se la podía operar
y quedó recluida a pasar lo que le quedaba de vida en la cama. Fue un mes nada
más pero fue horrible ver como se iba debilitando hasta que dejó de comer. En
una de las conversaciones que tuvimos, cuando aún hablaba, me dijo que se
estaba muriendo, a lo que yo contesté: “Aún te queda mucho tiempo por estar con
nosotros y además tienes que estar en mi cumpleaños (el 15 de Marzo)”, “Dios te
oiga, me contestó”. A primeros de Marzo estaba en mi habitación con mi sobrina
cuando me vino a la cabeza el pensamiento de que mi abuela se estaba muriendo,
no hice caso creyendo que era una tontería. En ese momento entró un amigo a ver
a mi abuela y empezó llamarnos diciendo que estaba agonizando, si no llega a
ser por él, ni siquiera habríamos estado en el momento de su partida.
Esa noche no
pude dormir. La puerta de la habitación estaba abierta, y de pronto vi que
venía mi abuela por el pasillo, empecé a gritar como una loca. Mi padre se
levantó enseguida y encendió las luces, me agarraba diciendo que no pasaba
nada, pero yo veía a mi abuela a su lado, la cual se acercó a mí y me dijo:
“Tranquila hija que no te voy a hacer nada, solamente vengo a despedirme”. Me
dio un beso y se marchó otra vez por el pasillo. Aunque no volví a verla, por
toda la casa seguí notando su presencia y oyendo los lamentos de cuando estaba
enferma hasta el día de mi cumpleaños. Ese día fue el último en que la sentí.
Cuando me ocurrió todo esto casi caigo en una depresión, pues tenía
sentimientos contradictorios, ya que quería mucho a mi abuela, sin embargo la rechacé
cuando vino a despedirse se mí y sentía pánico cada vez que notaba su presencia
u oía su voz. Logré superarlo gracias a una compañera del trabajo que conoce
todos estos fenómenos y que me hizo comprender que mi abuela entendía el terror
que yo sentía.
no me extraña que le invadiera el pánico, yo creo que nos pasaría a cualquiera aunque se trate de un ser querido
ResponderEliminarpues yo creo que tiene que ser muy bonito tener esa oportunidad de despedirte, pero entiendo el miedo que pasó la chica
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