miércoles, 9 de junio de 2021

Jesús y Susana, la traición de una amiga


Susana
dejó de amar a su marido gracias a su mejor amiga que le contaba todo lo que ella veía oportuno.

Un distanciamiento

Susana y Jesús estaban en un matrimonio de varios años. Pero desde hacía ya algún tiempo, no se comunicaban como lo hacían antes. La relación que habían tenido parecía estarse enfriando, Jesús estaba muy centrado en su trabajo y ella pasaba más tiempo fuera de casa con sus amigas que tratando de recuperar la relación que habían tenido. La razón de este distanciamiento era la sospecha de Susana sobre su marido.

Susana y La sospecha


Susana creía que Jesús la estaba engañando desde hacía tiempo. El trabajo de Jesús requería que pasase mucho tiempo viajando y una amiga de Susana le contó un día que
había visto a Jesús por la ciudad cuando se suponía que estaba de viaje de negocios. Al principio no terminaba de creérselo.

La segunda vez

Poco tiempo después de la primera sospecha, esa misma amiga (Lisa era su nombre), le contó que había visto a Jesús con una mujer en una cafetería. Entonces, Susana pensó que no podía negárselo más. Jesús la estaba engañando con otra. En ese momento él estaba de viaje, así que lo llamó para preguntarle qué se suponía que estaba haciendo, que por qué la estaba engañando y que no lo entendía. Cuando Jesús quiso dar alguna explicación, ella colgó el teléfono.

Esa noche se fue de fiesta con sus mejores amigas decidida a vengarse de Jesús, pero justo cuando se le presentó la oportunidad, sintió que no podía, ella quería mucho a Jesús y se dio cuenta de que al menos le debía poder explicarse. Así que se marchó a casa y esperó a que Jesús llegase.

Una "buena amiga"


Una vez que Jesús llegó a casa, estuvieron hablando del asunto. Jesús no hacía otra cosa que jurar y perjurar que él no la había estado engañando, que la quería más que a nada en su vida y que jamás le haría eso. Susana,
le contó lo que su amiga le había dicho. Y entonces Jesús, en un tono algo alterado, respondió que eso era una mentira, que su amiga no podía haber visto nada parecido porque no había sucedido.

Susana pensó que era el momento de dejar la conversación y aunque aún tenía sus dudas, se quedó algo más tranquila. Cuando volvió a hablar con Lisa y le contó todo lo sucedido con Jesús, Lisa respondió que era su amiga y que ella nunca la mentiría. También dijo que ella había visto lo que había visto. Pero que era lógico que él lo negase, que lo que necesitaba eran pruebas. Las dudas continuaron aumentando y Susana no sabía qué creer.

La prueba que necesitaba


Entonces hubo un viaje en el que Jesús perdió el avión de vuelta y no podría volver a casa hasta un día después.
Susana se lo contó de inmediato a su amiga Lisa y ella dijo que, en su opinión, él solo quería más tiempo para estar con su amante.

Esa era la prueba que faltaba, la prueba que confirmaba lo que su amiga decía. Ese fue el momento en que decidió que iba a pagar con la misma moneda y comenzó una relación en secreto con otro hombre. Desde ese momento no volvió a preguntarle nada a Jesús, quien después de un tiempo se cansó de intentar convencer a Susana de que él no la había engañado en ningún momento.

La verdad de todo

La realidad era que Lisa, la amiga de Susana, esa que la había acompañado a lo largo de toda su vida y por la que Susana daría su vida, llevaba algún tiempo enganchada de Jesús y le comía la envidia por dentro de ver la relación de Susana con él.

Pero… Lisa, aunque intentó algún que otro sutil acercamiento hacia Jesús, nunca consiguió acostarse con él porque de verdad quería a Susana y no tenía la intención de traicionarla. Mientras tanto, Susana se acostaba con su amante cada vez que sentía despecho o su amiga le contaba alguna nueva mentira sobre Jesús, porque... eran amigas desde hacía tantos años, que eran casi hermanas.

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