Lorena era una mujer soltera que hacía ya algún tiempo estaba buscando el amor, sin mucha suerte. Ella solo quería formar una familia y vivir feliz. Pero el hombre adecuado no parecía llegar nunca. Lorena se había dado por vencida en su búsqueda del amor. Por eso, un día su amiga le preparó una cita sorpresa con alguien a quien ella conocía pero Lorena no.
Sara (su amiga) llevó lo de la cita sorpresa muy en secreto porque sabía que a Lorena no le gustaban las sorpresas y menos aún las citas sorpresa. Ya había tenido un par de ellas en el pasado y no habían salido nada bien.
La noche de la cita
Pero Sara la convenció de que al menos lo intentase, porque no quería verla sola para siempre. Entonces decidió hacer caso de la petición de su amiga y tener esa cita, aunque no guardaba ni una pizca de esperanza. Cuando conoció a su cita quedó gratamente sorprendida. Le gustaba bastante su apariencia física, cosa que no había sucedido en ninguna de las anteriores citas sorpresa. Una vez se presentaron todos y se sentaron a la mesa, Sara decidió ser la primera en romper el hielo, y después no fue difícil mantener la conversación viva, ya que al parecer, Lorena y Juanjo (la cita de Lorena), tenían muchas cosas en común.
Tal y como Sara pensaba, surgió una química bastante especial entre Lorena y Juanjo. Tanto era así, que había momentos en los que parecía que ellos dos estaban solos en el restaurante. Sara se sentía feliz por su amiga y orgullosa de haber preparado esa cena juntos.
Las Cosas van en serio
En un momento dado, Sara decidió que era el momento de que ella y su pareja se marchasen para dejar a los posibles nuevos amantes a solas. La noche para Lorena y Juanjo continuó como si la hubieran sacado de una película romántica. Y después de esa cita, Lorena se sentía tan feliz que tuvo muchas otras citas más con Juanjo.
La relación fue avanzando y pronto eran pareja estable, y aunque aún no vivían juntos pasaban al menos una noche a la semana juntos en casa de ella. Lorena comenzó a pensar de verdad que tal vez Juanjo era el hombre al que había esperado durante tanto tiempo. La forma en que se sentía al lado de él era única.
Nunca antes había sentido algo igual. Compartían tantos gustos y aficiones… y los que no compartían en un principio acabaron por convertirse en un descubrimiento. Él la trataba tan bien que no podía haber duda de que debía amarla de verdad y ella le amaba a él cada día más.
Un terrible descubrimiento
Todo era maravilloso hasta que llego el día en que Lorena descubrió algo que acabó con la relación que compartían. Una mañana, después de pasar la noche juntos, el móvil de Juanjo empezó a sonar cuando él estaba en la ducha. Lorena pensó que era el suyo, porque ambos tenían el mismo tono de llamada, por eso descolgó sin pensar. Pero al otro lado escuchó la voz de una mujer, a la que no conocía, saludar diciendo: "Hola, amor".
Lorena colgó de inmediato y fue entonces cuando se dio cuenta de que Juanjo tenía a otra. Pero aún no sabía todo lo que había detrás. Juanjo salió de la ducha y ella empezó a gritarle y a pedirle una explicación de quién era esa mujer. Entonces él contestó que era su esposa. Lorena se quedó sin palabras y durante esos segundos de silencio comenzó a pensar en lo ingenua que había sido. Se sentía tan estúpida que solo atinó a pedirle a Juanjo que se marchara y no volviera.
Juanjo trató de dar algún tipo de explicación, pero Lorena no hizo más que pedirle que se marchase sin prestar atención alguna a lo que él trataba de decir. Por fin, Juanjo se marchó y Lorena no volvió a hablar con su amiga Sara ni tampoco volvió buscar el amor, puesto que no debía ser para ella.
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