Helena y Fernando llevaban casi cinco años de casados y cada momento había sido mágico desde el mismo día en que se conocieron. Por eso ella no entendía como él podía haberla hecho eso.
Una Traición Difícil de Perdonar
Las cosas comenzaron a cambiar muy rápido para Helena y Fernando. La infidelidad que él había cometido había roto por completo el corazón de ella. Ya no hablaban como antes, no se reían y tampoco se entendían como habían estado haciéndolo durante más de cuatro años.
Poco a poco, la relación comenzó a enfriarse cada vez más.
No importaba cuantas veces él se hubiera disculpado ni todo lo que había intentado para que Helena viera que su desliz no había sido más que una equivocación.
Con el paso de los días, cada uno fue volcándose más en su propia vida y centrándose aún más en sus ocupaciones, que en la relación que compartían y que había comenzado como si hubiera salido directamente de un cuento. Ahora era casi como si fueran extraños.
Ya Nada es Igual
Aun así las cosas empezaron a empeorar.
Fernando comenzó a recibir malas contestaciones por parte de Helena y como resultado él contestaba de formas que no lo había hecho hasta ahora. Aunque por dentro sufrían y anhelaban la relación de la que solían disfrutar, ya llevaban demasiado tiempo resentidos y alejados emocionalmente el uno del otro.
Las discusiones les habían hecho sentir demasiado rencor para siquiera pensar en volver a disculparse. A pesar de todo, muchas noches Helena se dormía llorando en silencio, porque lo único que deseaba de verdad era que su relación volviera a ser como antes.
Y Fernando no conseguía conciliar el sueño recordando mejores momentos y preguntándose qué podría hacer para que ella le perdonase y volviera a amarle como él aún la amaba a ella.
Tal Vez el Peor Error
Aunque ella no le creyera, Fernando no podía sentirse más arrepentido de su error. ¿Qué pasaría si no lograban superar este obstáculo? A lo mejor no estaban tan hechos el uno para el otro como ellos creían al principio. Pero eso le partía el corazón.
Una y otra vez llegaban a la mente de Helena las mismas preguntas. ¿Es que yo no era suficiente? ¿Qué tenía ella que yo no tuviera? ¿Cómo él ha podido romper la mayor promesa que podría haber hecho?
Llego un momento en el que Helena le pidió a Fernando vivir separados durante algún tiempo, pera ver si la distancia la ayudaba a ver las cosas de otra forma. El acepto la situación, aunque cada vez se sentía más destrozado por su propio error. Tal vez uno de los peores de toda su vida. Sentía que cada vez estaba más cerca el momento de perder al único amor de su vida, y todo por una estupidez.
Un Accidente
Pasaron los meses, ella ni siquiera lo llamó una sola vez y el dolor no había cesado ni una pizca. Entonces fue cuando ocurrió. Hubo un accidente en la carretera que él tomaba todas las mañanas para ir al trabajo. Y un amigo de ambos llamo Helena para avisarla de lo ocurrido.
Ella no pudo contener las lágrimas. Comenzó a llorar y en ese momento llamo a un taxi para dirigirse al hospital en el que él estaba.
Ya habían tratado las lesiones que el accidente le había causado, pero aún estaba inconsciente.
Cuando ella le vio allí tumbado, en esa camilla y se enfrentó a la posible realidad de perderlo, perderlo de verdad y para siempre, rompió a llorar de nuevo. Se sentó a su lado y no se separó de él ni un minuto durante días.
Ya no importaba nada de lo que él pudiera haber hecho en el pasado. Solo deseaba que su marido, el hombre al que amaba como a nadie más en el mundo, volviera con ella.
Por fin, justo el día de su aniversario, Fernando despertó. Aunque el accidente había sido grave, no le había dejado secuelas ni daños permanentes. Ella empezó a llorar de nuevo, pero esta vez de alegría. Se abrazaron, se besaron, y quedaba claro que ella le había perdonado. Fernando no cabía en sí de la alegría que aquello le hacía sentir. Él nunca volvió a cometer una equivocación así y ella jamás le reprochó nada.
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