María era una chica guapa, inteligente y había sido muy feliz. Hasta que su historia de amor se acabó y su corazón se rompió. Aunque esa situación estaba a punto de cambiar.
Un Amor Despedazado
Hacia poco que María y su novio lo habían dejado. Más bien él había encontrado a otra y había dejado a María con el corazón roto, el espíritu desolado y su amor hecho añicos.
Aquello la dejo hundida porque ella había sido muy feliz con el que ahora era su ex. No dejaba de preguntarse qué tenía esa otra chica que ella no tuviera para que su novio la hubiese dejado sin pensarlo dos segundos.
Desde ese entonces, María no hablaba con nadie y su vida se había convertido en una auténtica rutina. Se había convencido de que el Amor se había marchado para siempre de su vida.
Pero, el tiempo y la vida pasan
Y, después de un tiempo, comenzó a gustarle un compañero de trabajo. Aunque todavía se sentía demasiado deprimida para acercarse a hablarle.
Su nombre era Pablo y, en la opinión de María, Pablo era un chico muy guapo, interesante y divertido. Pero ella aún no había superado la dolorosa ruptura por la que había pasado, aunque ya hacia más de un año de este suceso.
Por suerte para María, esa situación estaba a punto de cambiar. Se acercaba Navidad y, como es costumbre para algunas empresas, unos días antes de Noche Buena se hacía una cena de empresa a la que acudían todos, o casi todos, los compañeros para celebrar las fiestas.
María nunca se presentaba en estas cenas. Pero ese año decidió que ya era hora de cambiar las cosas. Estaba harta de su dolor y de sufrir por un amor y por un hombre que la habían despreciado de esa forma, marchándose con otra y rompiendo una relación que, al menos para María, había sido tan importante y especial.
Así que, la noche de la cena de empresa, se arregló y se fue a celebrar las fiestas. Pero, una vez allí, María comenzó a venirse abajo de nuevo. Y justo cuando estaba a punto de marcharse, Pablo, ese compañero que a ella le gustaba, resultó ser un poco torpe y tuvo un cómico tropezón: la bebida de Pablo se derramó, manchando el bonito vestido que Maria se había puesto para la cena.
En ese momento, Pablo se disculpó con María, a quién sin pretenderlo, le había sacado una sonrisa, y entre risas ella le respondió que no pasaba nada.
Entonces él no pudo evitar pararse a contemplar la hermosa sonrisa de María. Pensó que era una chica muy diferente a las demás y su siguiente reacción fue preguntarle si quería escaparse con él de aquella aburrida cena e ir a otro sitio a cenar juntos.
Como habrás deducido, a Pablo estas cenas siempre le parecían bastante aburridas y tediosas. Al tropezarse con María pensó que la noche sería mucho mejor en compañía de una chica como María. Al principio parecía que iba a aceptar, pero se negó y se dirigió hacia la salida, se detuvo unos instantes, continuó y se marchó.
Renace el Amor
Pablo se quedó mirando cómo se marchaba. Entonces comenzó a pensar que esa chica era demasiado especial para dejarla marchar para siempre. Se dirigió hacia la salida, pero ella ya se había marchado.
Pablo no quiso rendirse. Corrió hasta la calle y… ¡Allí estaba ella! Se acercó y le confesó que se alegraba mucho más de lo que querría admitir de que ella estuviera aún allí. María volvió a sonreír, él le confesó que pensaba que ella era una chica muy especial y que hacía demasiado tiempo que esperaba un momento como ese.
Entonces, María le preguntó si la propuesta de ir a cenar seguía en pie. Pablo se sonrió y contestó. ¡Por supuesto! Fue ese momento en el que nació una maravillosa relación que sanaría el corazón de María y llenaría de dicha el de Pablo. Y el Amor que María creía muerto, resurgió.
Y a día de hoy, aunque ya han pasado muchos años, continúan juntos haciéndose sonreír el uno al otro.
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