Yo estaba en una despedida de soltera en un hotel en Madrid,
y en la cafetería nos cruzamos unas miradas y tal y como yo estaba…, - había
bebido bastante -, me dejé seducir con mucha facilidad.
Mario tiene cinco años más que yo, y por aquel entonces,
justo antes del coronavirus, se estaba separando de Araceli, - tienen una hija
-, aunque yo no he tenido nunca la oportunidad de conocerla, solamente de oídas y a
través de fotografías.
Después de aquel encuentro, comenzó nuestro romance, venía a
mi casa casi a diario y aunque no se quedaba a dormir, se marchaba pasadas las
doce de la noche. Paseábamos y nos veíamos todos los días, porque en su empresa
le hicieron un pase para salir y poder desplazarse por motivos laborales…
Tuvimos muchas veladas románticas.
El virus paralizó la vida de muchas personas, las relaciones
y claro está, los divorcios. Eso hizo que nuestra unión definitiva no pudiera
producirse, el argumento de Mario era que podía perder derechos si no esperaba
a que su divorcio fuera una realidad.
Y finalmente a finales de enero, como caído del cielo, el
juzgado dictó un acto de divorcio. Pensé que Mario estaría contento, porque por
fin podíamos vivir plenamente nuestra relación de amor, pero su carácter
comenzó a cambiar. Se enteró de que Araceli tenía un amante desde hacía tiempo,
cosa que Mario desconocía por completo. Se convirtió en un ser agresivo, no
físicamente, pero sus modales, su forma de hablar, sus expresiones, sus
miradas, el volumen que empleaba en sus conversaciones, el desprecio, el
desapego y la falta de empatía conmigo, se han convertido en un auténtico
calvario.
No sé muy bien como actuar, porque le quiero con toda mi
alma, pero si esto sigue como va, no voy a poder continuar con esta relación,
pero tampoco sé cómo voy a superar esta ruptura. Creo que se está volviendo
loco. Pero jamás pude imaginar que enterarse de la historia de su ex, le iba a
convertir en un ser tan despreciable.
Mario se enteró del amante de Araceli, por Clarita, su hija,
que, con la franqueza de una niña de seis años, comentó cosas que descubrieron
la historia, por la que Mario se está volviendo loco. Pero soy incapaz de
entenderlo, nosotros llevamos un año juntos y cuando nos conocimos, ya estaban
en el proceso de divorcio. Él siempre me dijo que estaba harto de ella, que
había dejado de quererla, que era una persona simple y no aportaba nada, en
fin… Un montón de justificaciones como argumento para la ruptura elegida por
él.
Creo sinceramente, que no fue él quien decidió romper, sino
ella, pero su orgullo no le permitió contarme la verdad, creo que la sigue
queriendo y se muere de celos al saber que hay otro hombre que está ocupando su
lugar. ¿Pero cómo ha podido fingir amor por mí todo este tiempo? Es algo que no
logro comprender y me martillea la cabeza constantemente.
Yo no he vivido un espejismo, con Mario todo ha sido real,
no puedo, o mejor, no quiero verlo de otra manera. Estoy tan confundida…
Por un lado, tengo el corazón roto y por otro, mi corazón me
pide que ponga fin a la historia… Una historia de amor, que necesita una “vacuna”
en no sé cuántas dosis, para que yo pueda salir sin dolor o al menos con el
menor dolor posible de este año. Que cruel es la vida, y que lección tengo que
aprender con todo esto. Que alguien me lo explique…
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